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CACAO: TRADICIÓN FAMILIAR Y CIENCIA

Desde 1970 la familia Laura encabezado por Don Juan Laura cultivan cacao. Más que beneficios económicos, el cacao les ha traído tranquilidad frente a otros cultivos como la hoja de coca, que abundan en la zona.

Padre e hija unidos por el amor al cacao.


Hablar en el Perú de la zona del Vraem, sigla abreviada para el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro, es hablar de una de las zonas más golpeadas por Sendero Luminoso y el cultivo de la hoja de coca. Es, en esta zona donde se ubica el distrito de Pichari, provincia de la Convención, Cusco, lugar que alberga al Fundo Nueva Esperanza y tal como su mismo nombre lo dice albergó desde hace muchos años la esperanza de un renacer con el cultivo del cacao.


La familia Laura es la encargada de ese fundo que cuenta con más de 10 hectáreas destinadas al cultivo de este bendito fruto. Entre ellos, una singular mujer, "agricultora y chocolatera que toma como base la ciencia", como ella misma lo describe. Rosaura Laura, hija de Don Juan, es ingeniero agrónomo, y es el claro ejemplo de cómo con dedicación y trabajo duro se logra el éxito a pesar de vivir en un clima tan hostil como el suyo.


Rosaura Laura es la mayor de las hijas y desde 2015 se dedica íntegramente a trabajar en su fundo.


Pero la historia se remonta hace 50 años cuando su padre, Juan Laura, llega a esta zona huyendo del terrorismo, para forjar un nuevo futuro. Junto a sus hermanos compran una finca con cultivos de cacao y con ayuda de sus vecinos logra aprender a cómo trabajar este fruto, hasta ese entonces desconocido por él. Luego de muchos años de especialización y toda la familia involucrada ahora cosechan su propia cepa de cacao nativo que exportan a diversos países de Europa, además de Chile.

Y no sólo ello, a la cabeza de Rosaura también se dedican al Tree to Bar, del árbol a la barra, promoviendo su marca de chocolates bautizado como The Chocolate Farmer, Juan Laura, en honor a su padre. "Mi papá se encarga de la selección de los granos hasta la fermentación y mi mamá se encarga de hacer el chocolate", nos comenta ella.


“Lo más satisfactorio de trabajar con cacao es la tranquilidad que te da frente a otros cultivos como la coca que en la zona abunda. Las ganancias no son muchas pero si la tranquilidad". Nos cuenta Rosaura, quien agrega que otra de las grandes ventajas "es que podemos tener todo el chocolate que queramos en la finca”.


Pero no todo ha sido color de rosa para esta familia. La época del terrorismo los golpeó muy fuertemente y ahora con la llegada del Covid-19 tuvieron que retrasar envíos mientras que los costos logísticos y de mano de obra se incrementaban por la falta de gente para trabajar en el campo.


A pesar del complicado panorama siguen mejorando su planta de post cosecha para duplicar su capacidad, cambio que le permitirá acceder a más mercados. "En el transcurso de los siguientes años vamos a estar sacando nuevas líneas . Tenemos nuestra propia cepa de cacao y vamos a seguir sacando nuevas cepas de cacao puro de la misma finca con características bien estandarizadas de sabor y aroma que los diferencia de otros tipos de cacao, señala.


La especialización y perseverancia también ha permitido que en 2019 fueran reconocidos como el “Mejor Productor de Cacao” en los Premios Summum 2019 en Lima. Estar rodeado de cacaotales y disfrutar de lo que les brinda la tierra ha sido un privilegio para ellos y es para nosotros un orgullo poder convertir sus granos de cacao en tabletas de chocolate.



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